Thursday, May 12, 2005

Antes de la gran tormenta Georges - junio 1998 -Noticia

SACUDIDO EL PUEBLO POR EL DERROCHE DE VIOLENCIA
viernes, 26 de junio de 1998 Por ANDREA MARTINEZ DE EL
NUEVO DIA

LA VIOLENCIA generada alrededor de la huelga por la venta de la
Telefónica ha impactado tanto la psiquis de los huelguistas como de los
gerenciales y de la Polícia, pero también de la población en general,
según opinaron expertos.

Los presidentes del Colegio de Trabajadores Sociales, Milagros Rivera
Watterson; de la Asociación de Psicólogos de Puerto Rico, doctor Pascal
Merlos; y de la Asociación Psiquiátrica Americana, capítulo de Puerto
Rico, doctor Néstor J. Galarza, se expresaron a esos efectos, al tiempo
que se unieron para ofrecer servicios de apoyo a los ciudadanos.

Rivera Watterson, al ilustrar el impacto de la huelga, relató un caso de
un
niño cuyo padre era policía y murió hace unos años. Luego de ver los
incidentes de sangre ocurridos el lunes, el niño de edad preescolar vio
la
foto de su fenecido padre policía y dijo "malo, malo".

La trabajadora social opinó que no se debe dejar a los niños ver las
escenas de violencia repetidas una y otra vez en los medios de
comunicación. "Hay que explicarles a los niños que esto no es algo
común...

que la violencia no es una solución a los problemas y que cuando se
tienen diferencias se tiene que hablar", dijo.

Por su parte, el doctor Merlos dijo que la Asociación de Psicólogos
había
recibido hasta ayer 11 llamadas de personas afectadas emocionalmente
por la huelga. "Se trata de personas muy heridas en su sensibilidad ante
las escenas de sangre", dijo. Merlos sostuvo que los que llamaron
expresaron aprensión y manifestaron una sensación de que "algo va a
ocurrir". La Asociación puso a la disposición del público una línea de
crisis en el número 751-7163 en horas laborables y en el 405-7992, de
4:30 p.m. a 12 de la madrugada.

"LA PRESERVACION de la paz pública por parte de la Policía nunca
podrá justificar el uso de la violencia y mucho menos el abuso
desmedido. La defensa de la preservación de un empleo o la evitación de
que la Compañía Telefónica sea privatizada, tampoco justifica
enfrentamientos violentos", dijo Merlos.

El doctor Galarza dijo que los actos de violencia asociados a la huelga
levantan un sentido de justicia personal, un sentido de quebranto por la
angustia y un sentido de la pérdida de la paz y la serenidad. "En esta
situación de huelga y violencia de puertorriqueños contra
puertorriqueños se nota el sentido de urgencia a expresar lo que valemos
como individuos y cuánto valen nuestras ilusiones", agregó.

El siquiatra indicó que entre las consecuencias de esta violencia
podrían
aumentar los casos del desorden de tensión post trauma, que es una
condición de personas que sobreviven una guerra o ultraje o cualquier
situación peligrosa. La depresión podría surgir como una condición a
aquellos impactados por el conflicto huelgario, ante "la pérdida de
seguridad personal, la pérdida de salud, la pérdida del trabajo, la
pérdida
de amistades que están en el bando opuesto, todas son depresiones que
pueden contribuir a una depresión clínica", dijo.

Galarza recomendó que se busque ayuda profesional cuando la persona
no pueda dormir tranquila, pierda el apetito, consuma más licor de lo
usual, exprese malhumor con personas no relacionadas al asunto en
controversia y note tensión porque un miembro de la familia está en un
bando opositor.

Dijo que buscar ayuda no es sinónimo de desajuste sicológico, sino que
representa una manera de evitar trastornos mentales futuros.

GALARZA sugirió que se fomente la relajación y la meditación entre las
partes afectadas y que se hagan periodos de silencio entre los
huelguistas.

También recomendó la técnica del "debriefing" usada para víctimas de
un desastre natural, y en la que se discute la vivencia sufrida en un
grupo
de 10 ó 15 personas, acompañadas de un profesional. Este ejercicio se
favorece tanto para huelguistas, gerenciales como para los policías.
Estos
últimos, opinó, podrían estar sufriendo un conflicto interno entre las
órdenes que reciben y su conciencia sobre la bondad de tales acciones.

"Cuando no hemos identificado un enemigo común, es fácil atacarnos los
unos a los otros", dijo Galarza.