Ortega y Gasset anunciaba que la civilización no era sino el intento de reducir la fuerza al último recurso ¿Y no es ese uno de los propósitos comunes de las profesiones ilustres como la Psiquiatría y el Derecho? En la década del crimen, el contener los instintos agresivos de los ciudadanos es una necesidad social y una obligación de la psiquiatría y la ley. Se ha dicho que las psicoterapias no son sino un esfuerzo por contener la violencia del paciente hacia sí mismo.
En el ámbito de la ley el abogado escucha las quejas de su cliente también. La diferencia entre ambas actividades radica en el objeto de la queja y en las estrategias profesionales. El paciente del terapeuta se queja de un síntoma personal. El cliente del abogado se queja de otro ser humano o de una persona jurídica. En ambas situaciones el consumidor de servicios idealmente termina su entrevista injectado con la esperanza de que su queja se resuelva satisfactoriamente. Esa nueva esperanza es el resultado de la psicoterapia formal en la primera situación y de una espontánea inyección de esperanza en la segunda.