Tomado de El Nuevo Dia del 4 de marzo del 2007
Reportera Aurora Rivera
Clave la integración
Todo tratamiento para personas con alcoholismo debe contar con un equipo de profesionales de la salud física y mental, e integrar elementos de educación y espiritualidad que les facilite mantener la sobriedad el resto de sus vidas.
El doctor Néstor J. Galarza Díaz, médico psiquiatra que desde 1994 labora en el Programa de Abuso de Sustancia del Centro Médico de Asuntos del Veterano, sostiene que en primer lugar el tratamiento debe ser educativo. “Se asume que si la persona conoce de los riesgos del alcohol y ha podido parar de beber va a poder mantener la sobriedad por meses o años, pero no esperamos que haya una cura de la enfermedad... algunas neuronas van a estar esperando que llegue el alcohol por muchos años”, indica Galarza Díaz, presidente de la Sociedad Psiquiátrica de Puerto Rico.
En eso radica la importancia del apoyo de familiares y personas cercanas, y la abstinencia total. “Le sugerimos que no se arriesgue a probar alcohol, que no se exponga a ambientes donde se bebe porque aunque lleve años sin utilizar alcohol puede recaer. De manera que algunas personas deciden aquí, que algún grupo que se caracterice por no abusar del alcohol, como grupos religiosos, les ayudaría. Alcohólicos Anónimos se lo recomendamos siempre, y considerar lo espiritual”, destaca.
¿Cómo saber si un familiar necesita ayuda? “La línea de uso social a uso patológico o enfermo se sabe cuando la persona bajo los efectos del alcohol tiene problemas físicos, sociales o psicológicos... Lo más importante no es la cantidad que se usa sino los efectos que tiene el alcohol en el ser humano; no tiene que haber dependencia”, distingue el doctor.
Galarza Díaz diferencia igualmente entre los tratamientos para abuso del alcohol y para dependencia. “Es más difícil cuando hay dependencia porque usualmente también hay enfermedad física del hígado por ejemplo, o daño cerebral parecido a demencia. El tratamiento de quien tiene dependencia incluye no solamente a los médicos y el psiquiatra, sino un grupo interdisciplinario que incluye trabajadores sociales, psicólogos y terapistas de adicción”, detalla.
El psiquiatra agrega que el alcohol es el imitador número uno de otras enfermedades como depresión mayor o comportamiento hiperactivo, hipersexual, que hace pensar en bipolaridad. Del mismo modo, puede que el alcohol inicie a la persona en otras adicciones. Por esta razón, es necesario realizar una evaluación exhaustiva del paciente antes de cualquier tratamiento.
El tratamiento idóneo debe incluir:
•Terapia individual con psiquiatra
•Terapia individual con psicólogo
•Evaluación psicosocial con trabajador social
•Consejería con terapista de adicción
•Varias terapias según la disponibilidad y los intereses del paciente (ocupacional, recreativa y de trabajo)
•Medicamentos específicos para alcoholismo que disminuyen la ansiedad de beber (sólo si la condición general de salud lo permite y si es necesario).
•Medicinas para evitar el síndrome de abstinencia (por ejemplo, cuando la persona se siente muy ansiosa o le tiemblan las manos).
•Terapias de grupo
Sobre esto último Galarza Díaz manifiesta lo siguiente: “Son importantísimas. Lo primero que aprenden es que no están solos en el mundo con ese problema, otras personas también lo tienen y están luchando en contra de la enfermedad. Lo segundo que aprenden son estrategias que otros miembros del grupo han usado para dejar de beber e imitan eso”.
Servicios en un mismo lugar
El doctor Arnaldo Cruz Igartúa, psiquiatra con una subespecialidad en psiquiatría de la adicción y director médico de Clínica Alternativas, aboga porque se provean todos los servicios en un mismo lugar y según los principios que promueve el National Institute on Drug Abuse.
Los niveles de tratamiento según expone son:
•Comunidad terapéutica - El paciente puede permanecer entre 6 y 18 meses. Además del tratamiento interdisciplinario, se les ofrece apoyo familiar y talleres vocacionales.
•Hospitalización parcial - El paciente pasa entre 20 y 25 horas semanales en la institución recibiendo todo tipo de terapias.
•Tratamiento intensivo ambulatorio - Para pacientes con menos de tres meses de abstinencia o con enfermedades comórbidas.
•Ambulatorio - Pacientes que llevan 6 meses o más abstenidos, pero no han superado otros problemas o enfermedades. Reciben seguimiento semanal, bisemanal o mensual.
Camino interdisciplinario
El doctor Arnaldo Cruz Igartúa recomienda seguir las guías del Instituto Nacional sobre el Abuso de Drogas (National Institute on Drug Abuse), elaboradas para garantizar la calidad en los servicios.
•Un solo elemento no es un tratamiento completo.
•El tratamiento debe estar disponible en el momento de la necesidad, aunque la persona no tenga cita.
•Debe abarcar las múltiples necesidades de la persona además del uso de sustancias (conflictos legales, familiares, laborales, etc.)
•Debe ser evaluado y actualizado constantemente según progrese el paciente.
•Para que sea efectivo debe durar un período adecuado según la condición (la mayoría de los pacientes comienza a experimentar una mejoría después de tres meses).
•Las terapias individual, de grupo y de otros tipos son cruciales, por ejemplo, en la prevención de recaídas.
•Los medicamentos (cuando lo amerita) son importantes, sobre todo cuando se combinan con otras terapias.
•De haber otros trastornos mentales se deben tratar de forma integrada.
•La desintoxicación médica es sólo la primera etapa, pero por sí sola hace poco para cambiar el uso de drogas a largo plazo.
•El tratamiento tiene que ser voluntario para ser efectivo.
•Debe haber supervisión constante ante la posibilidad de uso de la droga -en este caso alcohol- durante el tratamiento. Pruebas como las de orina pueden ayudar al paciente a resistir sus impulsos de recaer.
•Se deben incluir exámenes para detectar infecciones y enfermedades como VIH o hepatitis, y para desalentar conductas de riesgo.
•La recuperación puede ser un proceso a largo plazo y requerir futuras intervenciones.