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reportera de El Nuevo Dia: Ana Teresa Toro
Aceptémoslo. Somos una sociedad de desenfocados. Trabajamos con diez cosas a la vez, leemos, vemos videos y escuchamos la radio simultáneamente, coordinamos la cena mientras respondemos correos electrónicos y hacer una cosa a la vez, pareciera hoy por hoy, un lujo olvidado, una utopía lejana.
La sociología lo ha abordado desde nociones como la globalización y la sociedad de la información, señales de la contemporaneidad que nos marcan como individuos. Sin embargo, la dificultad para enfocarse no es un asunto de la actualidad, es más bien una cuestión de la raza humana que, sin duda, vemos agudizarse con el paso del tiempo. Otra marca de nuestra era es ese afán por mirar hacia el futuro, siempre adelante en todo. Palabras como innovación tienen una connotación positiva, mientras que otras como viejo, pasado o antiguo suelen ser utilizadas en contextos negativos. Basta pensar en el debate que generaron las ceremonias de apertura de los juegos olímpicos en Beijing versus en Londres.
Los primeros presentaron una oda a la tecnología, una mirada ágil al futuro, mientras que los otros, hicieron un amplio recorrido por la historia y la cultura como base para construir futuro. En fin, entre esos polos opuestos habita la sociedad contemporánea que aún no decide cuál de las dos vertientes le es más conveniente. Por eso, así como son muy efectivas las nuevas terapias, también han encontrado su espacio aquellas cuyos fundamentos vienen del desarrollo del conocimiento de las sociedades y culturas que nos han precedido.
Uno de los mejores ejemplos lo es la manera en que la psicología occidental ha adaptado -desde hace aproximadamente 30 años- una práctica muy antigua que se origina hace más de 2,500 años y constituye la esencia fundamental de las prácticas budistas.
Se trata del mindfulness o atención plena (también se le conoce como presencia mental), una práctica descrita como “prestar atención de manera intencional al momento presente sin juzgar”. Así la ha definido Jon Kabat Zinn (1944), un profesor emérito de medicina que fundó la Clínica para Reducción del Estrés y el Centro para la Atención Plena en la Medicina, el Cuidado de Salud, y la Sociedad en la Escuela de Medicina de la Universidad de Massachusetts. Esto como resultado de sus prácticas de Zen, yoga, budismo y ciencia occidental con los que trabaja desde el 1979. Sus estudios en esta práctica han sido utilizados en el manejo del estrés y sus repercusiones en la salud, así como en pacientes con dolor crónico y con problemas físicos o psicológicos.
La práctica tiene además un componente meditativo, aunque según explica el profesor, se trata de una mirada con un enfoque un tanto distinto. “Que remos enseñar que la meditación no es dejar la mente en blanco, sino aprender a ver y a vivir con las cosas como son”, lee la página web de la institución que fundó y dirige.
Dejar el agua caer En Puerto Rico no son pocos los psicólogos que recomiendan esta práctica a sus pacientes. Tal es el caso de la psicóloga clínica Yarí Colón Torres, quien la conoció durante sus estudios graduados y la ha aplicado a su práctica profesional, siempre y cuando el paciente lo amerite y esté listo.
“Hay que estar dispuesto a experimentar las experiencias internas. Quien quiera practicar mindfulness debe saber que quizás vas a entrar en contacto con emociones que puede ser que no sea tan chévere sentir. Si por ejemplo, no quieres sentir, o recordar eso que te hace sentir mal quizás no es el momento”, explica la doctora Colón Torres quien ha visto cómo esta práctica ayuda a pacientes a manejar situaciones difíciles que van desde un conflicto personal hasta la obesidad.
“Existe el mindfull eating, que busca que la persona se concentre en lo que está comiendo, en saborear, en estar ahí, ahora en lugar de estar viendo televisión mientras come”, abunda.
Hay muchas maneras de integrar esta práctica a la vida cotidiana. Uno de los ejemplos más comunes tiene que ver con esa amenaza que nos espera a todos en la cocina: los odiosos trastes. Así que la próxima vez que la olla y los platos te estén intimidando podrías intentar acercarte a la experiencia de fregar desde el mindfulness. De modo que en lugar de pensar en los veinte trastes que tienes ahí, pon toda tu mente y energía en un solo plato. “Concéntrate en cómo cae el agua entre tus dedos, en el plato que estás lavando”, explica la psicóloga acerca de este ejercicio mental que sin duda es algo así como gimnasia para la mente pues, no hay manera de escapar, conlleva un esfuerzo real. Pero la ganancia es grande pues estos pequeños momentos pueden ayudar grandemente a cambiar la manera en que nos relacionamos con nuestro entorno, dejando atrás el ensimismamiento y notando con conciencia lo que nos rodea.
“Vivimos en el futuro y en el pasado y no estamos en el momento presente. No se trata de estar siempre en el momento presente, pero sí de ampliar y apreciar lo que tenemos en el momento”, describe toda vez que recuerda que “muchos de los problemas psicológicos tienen que ver con ese estar anticipando el futuro”.
Más allá del positivismo Algo que caracteriza a esta práctica es que no se fundamenta en la idea de pensar positivo y que aunque se requiere concentración para practicarlo, el esfuerzo va más allá de solo eso. En esta práctica no hay problema si sientes coraje, o alguna emoción negativa. “El mindfulness te dice abraza lo que sientes aquí y ahora con compasión. Claro no es que aceptes al esposo abusador”, expone Colón Torres.
Con ella coincide el psicólogo clínico Domingo Marqués Reyes quien trabaja con esta práctica que, además, ha estudiado en su vida académica. “Tu decirle a una persona con múltiples traumas ‘no hay mal que por bien no venga’, ‘tú puedes’, ‘Dios obra por caminos misteriosos’ no solo no funciona sino que es invalidar sus emociones, es prácticamente un insulto”, describe el doctor Marqués Reyes quien parte de la idea de que primero hay que reconocer que se vive un momento difícil para comenzar a manejarlo.
En situaciones así, el origen religioso de esta práctica se vuelve más que presente. “Viene del Zen budismo, de la meditación. Nos quedamos con la enseñanza del Buda de que la vida es sufrimiento y la manera más fácil y saludable es aceptar lo que está ahí, entender que la vida es injusta y hay sufrimiento y hay que manejarlo”, elabora el psicólogo para quien esta práctica es una buena manera de lograr poner la mente en una cosa a la vez, coexistir con nuestros problemas que vienen y van y sobre todo poder disfrutar el placer y la felicidad presente, sin tener nuestra mente atrapada en el pasado o desconcentrada en el futuro.
“La idea es que no te pierdas en tu vida”, sentencia. “Que las personas noten que las condiciones para ser felices están a su alrededor”, dice toda vez que lo ejemplifica con una típica visita a la playa. “Veo la gente pegada a los celulares y estoy seguro de que la arena en sus pies es mucho más beneficiosa”. Entonces, la opción es tuya: ¿A dónde viajará tu mente hoy?
Mindfulness. ¿Qué es?
Ha sido definido por Jon Kabat-Zinn (creador del Centro para la Atención Plena en la Medicina, el Cuidado de Salud, y la Sociedad en la Escuela de Medicina de la Universidad de Massachusetts) como: Prestar atención de manera intencional al momento presente, sin juzgar.
*La palabra Mindfulness ha sido traducida al español como Atención Plena o Presencia Mental. *Durante los últimos 30 años, la práctica de Mindfulness o Atención Plena está integrándose a la Medicina y Psicología de Occidente.
*Es aplicada, estudiada científícamente y reconocida como una manera efectiva de reducir el estrés, aumentar la autoconciencia, reducir los síntomas físcos y psicológicos asociados al estrés y mejora el bienestar general. *Aunque la práctica de Mindfuless ha sido recientemente integrada a la Medicina y Psicología de Occidente, se trata de una práctica muy antigua que se origina hace más de 2500 años y constituye la esencia fundamental de las prácticas Budistas.
Aplícalo a tu vida cotidiana, aquí algunos ejemplos:
1. Al fregar, no pienses en todo el trastero, enfócate en el agua que cae entre tus dedos, en las burbujas del jabón, en cada plato de manera individual.
2. Acepta tus problemas y traumas con compasión, no pelees con tu realidad. Acéptala para poder manejarla.
3. Disfruta cada bocado, no te atragantes. Saborea, come en familia, conversa. Evita comer solo frente al televisor.
4. Si estás en una cena grupal, deja el celular a un lado. La idea es que estés conciente del momento en que vives.
5. Si estás muy estresado concéntrate en una cosa a la vez, dedícale un par de minutos a escuchar tu respiración, y continúa.
Mas fuentes de informacion:
www.mindfulness.com
http://www.mindfulness-matters.org/what-is-mindfulness/