Medicina o Política
Esta es una exhortación a la meditación que dirijo a mis compañeros de la clase de medicina.
Presumiblemente cada una de las personas que formamos esta clase tenemos un mismo propósito, prepararnos genuinamente para la practica fiel y eficiente de la medicina. Sin embargo, creo que con el paso del tiempo, desde que emprendimos esta carrera en agosto del año pasado hasta la fecha actual, ha habido un cambio casi radial en el modo de pensar, en las actitudes y en el propósito de muchos de nosotros ‘ por lo menos en un numero significativo de nosotros.
Aun en sus comienzos, la
clase se vio en una situación critica de compatibilidad de sus miembros. Trabajo nos costo lograr un rapport con nuestros compañeros y alcanzar una identidad de clase como la tenemos ahora. Desafortunadamente, en este momento creo ver una nueva crisis en el panorama futuro inmediato. Me explico.
Personalmente condeno la apatía por los sucesos diarios. Esta puede ser, junto al escapismo, una de las causas de que se postergue la solución a los problemas pequeños, postergación que pare problemas grandes. Últimamente, algunos compañeros en la carrera han expresado en el Escalpelo y por otros medios, la necesidad de atacar la apatía del estudiante de medicina. Bien hecho. Pero también, en esto, como en otras situaciones, debemos buscar un termino medio, evitando los extremismos. Podemos llegar a odiar tanto la apatía como los problemas sociopolíticos de nuestra isla, que en un frenesí por darle solución activa, releguemos la solución de los problemas que nos atañen inmediatamente.
Nosotros nos enfrentamos día a día con dificultades de nuestra educación en la escuela. Unos son de genero colectivo, otras son dificultades personales, pero todas están relacionadas con nuestra educación medica. Y la seriedad con que tratamos los problemas políticos, debe ser la misma que apliquemos al estudio responsable de nuestra carrera. Que no sea la carrera de medicina solamente un trampolín para conseguir ideales políticos, que puedan ser buenos o malos per se, pero que no deben tener prioridad del esfuerzo y la energía del estudiante de medicina. No se puede hacer una separación de la persona y el profesional, pero los ideales personales deben solucionarse como tales y no usar la profesión para conseguirlos en tanto que menoscaben el logro y la calidad de esta profesión.
Nuestra profesión es nuestro deber inmediato y colectivo como clase, la solución del problema político, nuestro deber mediato y particular como personas.
Néstor José Galarza Díaz, MS II
Otro pensamiento.
Dilema de ahora o de antes
Uno de los muchos dilemas que se nos pueden presentar a los estudiantes de medicina es el de si, ya titulados doctores en medicina, damos mejor servicio y cumplimos con el juramento de Hipocrático a mayor cabalidad, especializándonos en una rama especifica de la profesión o limitándonos con exclusividad a la administración del servicio medico general. Creo que este es un motivo serio para lograr una decisión que resulta, sin embargo, difícil y crucial.
Una mirada global a todas las profesiones vigentes en nuestra sociedad, produce el reconocimiento de la profesión medica como la mas dinámica de todas, es una ciencia en movimiento perpetuo. El medico que no esta enterado de los nuevos adelantos de su profesión, no progresa a la par con la ciencia medica y no da el mejor servicio a la comunidad. Lo mismo en medicina general como en las especialidades se puede lograr un dinamismo educativo que mantenga al medico al tanto de los avances científicos en su profesión.
Con estas alternativas en mente debe uno preguntarse cual de ser el propósito de la medicina. O mejor, cual es mi propósito al estudiar medicina. ¿Fama solamente? ¿Dinero solamente? ¿Fama y dinero? ¿Caridad? ¿Satisfacción personal? Y cuando hallemos la respuesta quizá podamos decidir entre especialidad y medicina general.
Néstor José Galarza Díaz MS II.
Clase de Medicina del 1972.
Publicado en El Escalpelo, 1969