Sunday, August 14, 2005

Las evaluaciones del sistema de salud de Puerto Rico

Mi antiguo jefe, el Dr. Vazquez Quintana todavia tiene buenas ideas y es un critico muy ilustrado. (Vea su opinion en Perspectiva de el Nuevo Dia abajo).

Como Presidente del Capitulo de Puerto Rico de la Asociacion Psiuiatrica Americana creo que los psiquiatras debemos esperar los resultados de las evaluaciones por las Comisiones del Ejecutivo (del Departamento de Salud) y del Legislativo. Esto, de la misma manera que hicimos unas criticas a los programas de gobierno de los partidos politicos antes de las elecciones generales: el Dr. Enrique Rivera Mass hizo un analisis pre eleccionario extraordinario y yo hice uno limitado que comparti con muchos psiquiatras. Muchos psiuiatras en Puerto Rico contribuyeron en ponencias para ambos ejercicios intelectuales.

Estamos atentos a la calidad y los resultados de las evaluacion de ambas Comisiones gubernamentales, estamos listos a colaborar con y asistir a los pacientes que sufren, estamos preparados a colaborar con las instituciones y los trabajadores que promueven la salud, incluyendo con especial sentido de responsabilidad, la salud mental.

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El Nuevo Dia Perspectiva Sábado, 13
de agosto de 2005

¿Y cuál es el plan?

Enrique Vázquez Quintana, Médico

La Reforma de Salud no tiene incentivo para salir de la pobreza, sino
que perpetúa la dependencia. La Comisión de Salud para evaluar el
sistema de salud de Puerto Rico lleva seis meses recopilando
información, escuchando ponencias, evaluando datos estadísticos para
tener una visión más abarcadora del sistema de salud actual para luego
hacer las recomendaciones pertinentes al gobernador, Aníbal Acevedo Vilá.

Inexplicablemente y como parte de un gobierno no compartido, la
Legislatura designó otra Comisión de Salud para realizar la misma labor.
En un país donde carecemos de suficientes recursos económicos,
curiosamente duplicamos los esfuerzos y malgastamos el dinero realizando
las mismas funciones.

A finales de este mes se supone que ambas comisiones sometan sus
informes. Sus recomendaciones deberán resultar en nueva legislación para
implantar los cambios sugeridos.

La Reforma de Salud comenzó en octubre de 1993 -ya está próxima a
cumplir doce años de implantada. El sistema de salud regional que se
desmanteló era posiblemente el menos costoso para un país de escasos
recursos económicos. Para esa década sólo se invertían $710.00 por
persona en el sector público y $1,230 por persona en el sector privado.
Mientras en los Estados Unidos se invertían $2,678 per cápita. Con tan
poca inversión, la longevidad del puertorriqueño estaba muy cercana a la
de los países del primer mundo. La inversión per cápita en el 2004 en
los Estados Unidos fue de $5,912. Esto significa un aumento de 54% al
compararse con el año 2000.

El sistema de salud anterior garantizaba el acceso a los servicios
médicos, proveía una cubierta básica, el racionamiento era uniforme,
siempre favorecía al paciente, los pacientes eran referidos tomando en
consideración su condición médica, atendía la educación médica y el
presupuesto estaba íntimamente engranado al sistema de regionalización.
Los mejores centros de Salud atendían todas las necesidades básicas del
núcleo familiar. Los equipos de trabajo tenían médicos, enfermeras,
dietistas, trabajadoras/es sociales y planificadoras/es familiares. Se
hacía prevención y el servicio de salud mental estaba integrado. Si
había que racionar los servicios, las decisiones eran tomadas por los
administradores del sistema y por los políticos de turno.

Al presente, bajo la Reforma de Salud supuestamente se consume el 26%
del ingreso bruto nacional en la salud, una cantidad escandalosamente
alta. Esto es más que el doble de lo que se invierte en Estados Unidos,
Alemania, Canadá, Francia, España, Inglaterra o Irlanda. Y lo que es más
importante y decepcionante es que las estadísticas vitales no han
mejorado al compararse con los datos con anterioridad a la Reforma de Salud.

Aparte de los problemas de racionamiento de los servicios, reducción en
los referidos a los especialistas, los problemas que han surgido con los
pacientes de salud mental, las muertes que se han informado por negarles
los servicios a los pacientes, falta de medicamentos y otros, la Reforma
de Salud ha agravado o creado otros problemas. Entre éstos últimos se
incluyen: los problemas económicos que confrontan la mitad de los 78
municipios y el Centro Médico de Puerto Rico, la pérdida de acreditación
de algunos programas de adiestramiento en las especialidades de
medicina, el hacinamiento de los pacientes en el Centro Médico, la
congestión en las salas de emergencia en los hospitales privados, el
aumento en los casos de demandas por responsabilidad profesional médica,
estadísticas vitales atrasadas y programas de prevención deficientes.

Bajo el sistema actual los políticos se salen del panorama y les dejan a
las aseguradoras y a los médicos primarios el racionamiento de los
servicios, incluyendo por las inconveniencias que le causan al enfermo.
Para los políticos el racionamiento es anti-político, anti-voto y
anti-reelección.

Es decepcionante tener que aceptar que la Reforma de Salud ha sido
neutral, desde el punto de vista de las estadísticas vitales.

Un sistema de salud justo y equitativo debe proveer acceso universal,
acceso a un nivel adecuado de salud, ser aceptable para los pacientes y
los proveedores del servicio, ser integrado, portátil y viable
económicamente, tener una distribución equitativa del racionamiento,
proveer educación y adiestramiento de un número adecuado de proveedores
de servicios de salud, proveer investigación biomédica y de costos y
deberá tener un incentivo para mejorar y moverse hacia un sistema de
salud superior.

Para lograr esas metas hay que eliminar el concepto de capitación,
establecer el sistema de pagador único, retomar algunos hospitales
regionales para crear Centros Académicos Universitarios y Centros de
Trauma y nuevos programas de residencias en la medicina. Los Centros de
Diagnóstico y Tratamiento (CDT) serían administrados por juntas
comunitarias y se encargarían del registro demográfico, de las
estadísticas vitales, de salud ambiental, de educación y promoción de la
salud, de emergencias médicas y del programa de madres y niños.

Sin embargo, el problema de la salud y del pueblo de Puerto Rico es
mucho más amplio que la adopción de un plan en particular. Esto,
asumiendo que la Legislatura opuesta al partido en el poder no trate de
obstaculizar cualquier cambio radical en la prestación de los servicios
médicos. No solamente el gobierno, sino los ciudadanos, deben comprender
que ningún país del mundo puede proveer servicios de salud gratuitos a
50% de su población. Ningún estado de Estados Unidos tiene tal nivel de
indigencia y los países que tienen tal magnitud de pobreza son
catalogados como países del tercer mundo.

Similarmente, el gobierno debe proponerse en un período de cuatro, ocho
o 12 años reducir el número de empleados gubernamentales
transfiriéndolos al sector privado. Los ciudadanos y las uniones obreras
y los partidos de oposición tienen que comprender que tal acción sería
lo más saludable para la economía del país. Ningún estado tiene una
nómina tan abultada como la nuestra. Esto a su vez reduciría el
padrinazgo político que crónicamente padecemos.

Igualmente, hay que tratar de reducir la economía subterránea, que se
estima es casi igual en magnitud a la economía legal. Esto es típico de
las repúblicas latinoamericanas y no de los países del primer mundo.

Finalmente, hay que colocar el dinero del pueblo en mejorar la educación
de nuestros niños y fortalecer la familia: la salud vendrá como ganancia
secundaria.


tomado de El Nuevo Día